Helen Keller fue una autora, activista, y
oradora que nació el 27 de junio de 1880 en un pequeño pueblo de Alabama, EEUU.
Ella nació sana, pero a sus 19 meses de edad, se enfermó de una supuesta
congestión cerebral que la dejó ciega, sorda, e incapaz de hablar.
De ahí en más, aun sin el uso de sus ojos,
oídos, o cuerdas vocales, la pequeña aprendió sola a comunicarse con su familia
para que comprendieran sus sentimientos y necesidades. Sin permitir que esto
desaliente ni a ella ni a su familia, a la edad de siete años ya había
desarrollado más de 60 distintas señas para comunicarse.
En 1887, sus padres se comunicaron con
Alexander Graham Bell, quien trabajaba con jóvenes sordos. Él les recomendó el
Instituto Perkins Para Personas Ciegas en Massachusetts. Le delegaron a Anne
Sullivan, una de las maestras de ese instituto, para intentar crear una conexión
con Helen y enseñarle el lenguaje de signos, a leer en Braille y a
escribir.
Sullivan recibió permiso de los Keller para
aislar a Helen en una pequeña casa en su jardín para disciplinar a la niña y
enseñarle a controlar su mal genio. Helen tuvo una epifanía cuando se dio cuenta
de que los movimientos que Sullivan hacía en sus palmas simbolizaban la idea de
“agua.” De ahí en más, Helen exigió conocer los nombres de los objetos
familiares en su mundo.
Su maestra personal le pudo enseñar a Helen
a hablar usando el método Tadoma: tocando los labios de otros mientras hablan,
sintiendo las vibraciones, y deletreando los caracteres alfabéticos en la palma
de la mano de Helen. También aprendió a leer francés, alemán, griego, latín,
geografía y matemáticas.
Luego ingresó a la escuela para señoritas
de Cambridge, y a los 16 años se inscribió en la universidad de Radcliffe, donde
se recibió cum laude (con honores) en 1904. Fue la primera persona sordomuda a
graduarse de una universidad. Durante estos años, Helen comenzó a escribir sobre
su vida. Su libro, llamado “La historia de mi vida,” fue publicada en 1903 y
eventualmente se convirtió en una obra clásica.
Helen y Sullivan entonces iniciaron una
gira de charlas y conferencias sobre sus experiencias a más de 39 países. Helen
contaba su vida en el lenguaje de signos y su compañera lo interpretaba frase a
frase.
Se convirtió en una oradora y autora
mundialmente famosa con una tremenda fuerza de voluntad y coraje. Estableció la
lucha por los discapacitados del mundo, fundando Helen Keller International, una
organización sin fines de lucro para la prevención de la ceguera, en 1915. Ella
usó su nuevo hogar como la sede para consecución de fondos de la Fundación
Americana para Ciegos.
Sullivan se mantuvo al lado de Helen hasta
morir en 1936. A partir de ese momento, fue asistida por Polly Thompson y Winnie
Corbally para desarrollar sus proyectos.
Helen conoció a personajes famosos como
Alexander Bell, Mark Twain, John Rockefeller, Charlie Chaplin, y a todos los
presidentes de los EEUU desde Grover Cleveland a John F. Kennedy para llevar
acabo sus labores. El Presidente Lyndon B. Johnson le recompensó con la Medalla
Presidencial de Libertad, uno de los dos más altas condecoraciones para civiles,
en 1964.
Ella murió el 1 de junio de 1968 a los 88
años. Fue incinerada y sus restos se mantienen en la Capilla de San Joseph de
Arimathea en la Catedral Nacional de Washington.
La vida de Helen fue fantástica. Ella
empleó sus esfuerzos, coraje, y amor por los demás para convertirse en una de
las personas más importantes para la educación de las personas con
discapacitadas por la ceguera y/o sordera e inspiradoras en todo el mundo. Como
verás, Helen perseveró y no tuvo miedo de acudir a otros cuando necesitó ayuda.
Pedir ayuda no demuestra debilidad, sino madurez y fuerza.
Autora de este artículo: Bárbara Langer es
Asistente Virtual Asistencia-Virtual.com y editora de Mujeres Emprendedoras
MujeresEmprendedorasBlog.com, un blog para mujeres independientes que desean
tomar control de su profesión y sus vidas.